Nostalgia
Aquellos techos con recorridos
La tradición de escribir
los recorridos en los techos de los ómnibus urbanos
se dió principalmente en los coches particulares
del servicio de Colectivos Porteño, como forma
de promoción de su servicio a fines de la década
del 30 y principalmente los 40 con la incorporación
del fileteado.
Hago la salvedad de "urbanos"
puesto que también los interurbanos -provinciales
o nacionales- supieron llevar en sus techos los nombres
de las localidades a las que llegaba.
En Rosario por entonces
la prestación del transporte público de
pasajeros estaba bajo la órbita de una única
empresa, primero mixta (gestión privada y estatal)
y luego estatal -E.M.M.T.R.y E.M.T.R. respectivamente-
Todos los coches eran intercambiados entre las diferentes
líneas del sistema y carecían de elementos
distintivos o decorativos.
Hubo que esperar a la aparición
de las primeras líneas privadas a fines de la
década del 50 para que e panorama tomara cierto
colorido,
Cada empresa explotaba una única línea
y eso permitió que los propietarios adoptaran
la modalidad de pintar en los techos el recorrido del
servicio prestado.
Esta cultura transportista
se acrecentó a partir de 1960, cuando comenzó
la entrega de líneas por parte de la Municipalidad
a Sociedades o Cooperativas de Componentes (Trabajadores
de la empresa estatal).
Los mismos coches que operaba
el municipio fueron adornados con las insignias y nombre
de la Sociedad a cargo y por supuesto el recorrido en
el techo.
De un lateral se pintaban
los nombres de las calles que recorría a la Ida
y del otro las de vuelta. En medio del listado se colocaba
el número de línea. .
Hubo tiempos de cambios
frecuentes de recorrido y para no confundir a los usuarios,
directamente se reemplazaron las calles por nombre del
Barrio, Hospitales, Avenidas principales, etc. por las
que pasaba, siendo una alternativa ampliamente difundida.
También como forma
de reconocimiento -para quienes venían de atrás-
sobre las lunetas era muy común que se pintara
el número de línea.
El ómnibus urbano
era un "objeto cultural", a las diferentes
combinaciones de marcas y carrocerías se le sumaban
los cortes de pintura que identificaban a cada empresa,
el fileteado, los accesorios cromados, las luces de
colores y en el interior hasta se podían leer
poemas detrás de los asientos del conductor.
De chico me dedicaba a "leer
techos". Identificaba cada calle preguntandole
a mis padres donde quedaban aquellas que ignoraba. Iba
sumando conocimientos de la ciudad y de los barrios.
Sabía qué línea iba a tal o cual
punto de Rosario.
Pasaban los años
y ya me volvía purista, encontraba errores ortográficos,
o calles por las que ya no circulaba más.
El punto de atracción
mas lindo era cuando la línea de recorrido no
coincidía con la línea en la cual operaba.
Esto sucedió por ejemplo cuando la Empresa Las
Delicias que inició con la línea F, luego
tomó la 10 y finalmente se hizo cargo de la 5.
A esta última la prestaba inicialmente con coches
provenientes de las otras dos, entonces era habitual
ver la F o el 10 sobre las lunetas y un recorrido diferente
al acostumbrado en sus techos.
Ni qué hablar de
aquellos coches que sus techos rozaban contra los árboles
y la pintura se iba gastando dejando ver por debajo
un ignoto recorrido. Esto permitía saber la procedencia
del coche.
Toda esta destreza no requería
de muchas horas de capacitación, era la simple
observación del parque automotor desde que salía
de mi casa y llegaba a la escuela primaria que quedaba
a 4 cuadras.
Recuerdo cuando la línea
207 trajo coches de Buenos Aires, primero circularon
tal cual como venían, luego se los pintó
del color de la empresa pero el techo siguió
luciendo el recorrido y número de línea
de orígen.
Otra anécdota de
entonces fué cuando la empresa Martín
Fierro de V.Gdor.Gálvez tomó a su cargo
la línea 301 -Progreso Automotores- trajo coches
celestes con techo azul nuevos y otros de la vecina
localidad. En el techo podía leerse Villa Diego
- Pueblo Nuevo - Fco.Swift.
Si bien no tengo el dato
certero, puedo asegurar que la costumbre de pintar recorridos
y/o sitios de interés en los techos finalizó
en la primera mitad de la década del 80.
Los números por sobre las lunetas se extinguieron
a medida que las carrocerías eran más
rectas y las lunetas grandes hacían imposible
pintarlos por arriba.
No obstante esa identificación pasó a
ser pintada en la culata del coche.
Los años pasaron,
se renumeraron las líneas y una década
más tarde asistimos a la atomización de
empresas, recorridos y toda una historia de despersonalización
del servicio con el usuario y la monocromía que
vivimos hoy, donde no podemos saber ni desde atrás,
ni del costado qué línea es.
Anécdotas y recuerdos
de otra época.
Adrian Yodice
Buses Rosarinos
Octubre 2014
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