ROBERTO
CHIUMENTO
EL
CARROCERO ROSARINO QUE CONSTRUYO EL PRIMER COLECTIVO
PORTEÑO
Basada en una nota
de la Revista Industria Carrocera Argentina década del
60
"Don Roberto Chiumento pertenece
a la generación de laboriosos carroceros constructores
de carruajes en los cuales nació el colectivo porteño,
auténtica creación argentina. Y al referirnos al mismo,
queremos rendir homenaje a este artesano rosarino que
aquí en Buenos Aires en la calle Córdoba 3463 construyó
el primer vehículo con una carrocería especial para
esta clase de coches y que hoy constituye el sistema
de transporte más rápido, más popular y más evolucionado
de ne nuestra gran metrópoli, siendo uno de los factores
decisivos que contribuyen a la extensión de la ciudad
y la creación del Gran Buenos Aires"
Chiumento se había iniciado
en Rosario en 1915 en la fábrica de Napoleón
Bravo y Cerruti Testa, como aprendiz carrocero,
allí donde cada pintor, cada herrero, cada tapicero,
recibía el título de "maestro" que le otorgaba
la consideración y el respeto de los obreros que aprendían
alrededor de cada uno.
Llegó a Buenos Aires en
1919 y desde 1922 a 1929 estuvo al servicio de la firma
O´Farrell que era una agencia de las marcas Ford y Lincoln,
ubicada en Leandro N.Alem y Posadas.
Allí en ese taller, se construían
carrocerías del tipo americano Lebarón, ya sobre automotores,
realizadas con patente belga del modelo Cabriolet, siendo
éstas tan perfectas y tan iguales a las importadas que
era muy difícil distinguir unas de las otras, lo que
probaba ya entonces la calidad de la mano de obra argentina.
EL PRIMER COLECTIVO CARROZADO
Cuando apareció el primer
"taxi-colectivo", don Chiumento acababa de
establecerse en la calle Córdoba y a sugerencia de los
flamantes "colectiveros" concibió la idea
de crear una carrocería especial para esta nueva clase
de servicio de transporte. Utilizó un chasis Chevrolet
modelo 1929 que le facilitó don Roberto Berlingheri
y construyó sobre él una carrocería, tipo Doble Faeton,
con capota de hule y nueve asientos. La distribución
era de cuatro pasajeros en el asiento trasero, tres
en el medio y dos con el chofer.
Como el chasis usado era
largo, sobraba todavía un lugar en la parte trasera.
Don Roberto, siempre ingenioso, aprovechó el espacio
disponible para construir un cajón destinado a las herramientas
y rueda de auxilio.
El diario La Razón de aquella
época publicaba: "Sirva de ejemplo el éxito
que estos modernos vehículos han conquistado entre el
público que los prefiere a los demás, como para su multiplicidad,
ya que aquello representaría un paso más adelante en
la mejora de los servicios públicos, así como un apoyo
eficaz hacia la industria carrocera nacional, porque
es de saber que las carrocerías de estos nuevos colectivos
son hechas en los talleres de Roberto Chiumento en la
calle Córdoba, quien los proyecta y construye con el
éxito que se comenta".
Un año más tarde en 1931,
había ya una buena cantidad de talleres carroceros dedicados
a carrozar colectivos, entre los que se destacaban:
Amengual, Gnecco, Illescas, Lefebre, Liviero, Marrugat,
Malaspada, Cuchiaroni, Martín y la misma General Motors
que instaló talleres para carrozar sus chasis Chevrolet.
VOLUNTAD INCANSABLE
Chiumento fué activo dirigente
de la Unión Carroceros Nacionales y Afines. Gestionó
ante el Concejo Deliberante de Buenos Aires, la aprobación
de una reglamentación a la que deberían ajustarse los
nuevos colectivos que se construyeran. Así se logró
aumentar la capacidad en los vehículos de 9 a 11 pasajeros,
después a 15, para llegar a 20 pasajeros sentados con
capacidad para pasajeros de pié.
Don Roberto y su espíritu
de trabajo y afán de superación era evidente en todos
sus trabajos. Quiso ser el primero en utilizar pinturas
al duco aplicada con pulverizador, pero su salud, por
los efectos tóxicos de la misma, quedó quebrantada,
por lo que debió abandonar su actividad industrial en
1943.
No obstante ello, nunca
se desvinculó de la industria carrocera y siempre estuvo
dispuesto a colaborar con sus colegas, con palabras
de aliento y sus conocimientos y experiencia con todo
desinterés.
Estas virtudes hicieron
que Chiumento sea recordado como infatigable luchador
de la industria carrocera que tanto ha contribuido a
su engrandecimiento y que ostenta el título de creador
de la primera carrocería especial para colectivo.
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